Como si de un sueño se tratase, una criatura se desliza por su mundo marino para entrar en nuestro subconsciente.

El gran tiburón blanco no es un asesino solitario y sanguinario, sino un cazador hábil y selectivo con una compleja vida social, pese a que su mala reputación intente decir lo contrario. En 1991 Sudáfrica se convirtió en el primer país del mundo que declaró al gran tiburón blanco especie protegida. Posteriormente le siguieron Australia, el Estado de California y otros.

Es sin duda una de las criaturas más fascinantes de los océanos, temida por unos y venerada por otros. Una triste realidad heredada de una falsa leyenda que se originó en el cine y que ha colocado en el punto de mira. Su existencia está amenazada y solo su conocimiento y estudio ene vivo, pueden salvarla.